¡BIENVENIDO CIUDADANO!

En este lugar podrás descubrir e intercambiar opiniones sobre una manera diferente de ver el mundo. Aquí la persona es total PROTAGONISTA en un mundo que parece haber olvidado la verdadera naturaleza del ser humano para pasarse a la velocidad y el "todo por el coche". Por suerte, hay brotes verdes que amenazan con ser los protagonistas de todo este caos, ¡y aquí estamos para regar esos brotes y convertirlos en árboles!

sábado, 20 de agosto de 2011

ESPAÑA, PAÍS DE "NUEVOS RICOS" EGOÍSMO vs. COMODIDAD

Proteger el medio ambiente está de moda. Ya desde hace algunos años, los medios de comunicación nos bombardean a diario con la necesidad de cuidar nuestro entorno para que nuestros hijos puedan heredarlo en las mejores condiciones posibles. Esta preocupación ha sido absorbida por la mayoría de la sociedad, creando una sensibilidad en los españoles que se incrementa progresivamente.

Lo complicado es asumir por nuestra parte que nuestras acciones para mantener la Tierra como un sistema con recursos limitados son insuficientes, y que los esfuerzos que se hacen en una parte del mundo (por ejemplo, en Europa) para contrarrestar esta degradación son pisoteados por el consumo desorbitado que las nuevas potencias - y otras ya consolidadas -  como China, India o Brasil, que dan la sensación de estar desarrollándose a costa de los años que han estado "aletargados" y asumiendo que los recursos a utilizar para abastecer dichos países han de ser, en primer lugar, ilimitados; y en segundo lugar tienen la potestad para utilizar los mismos sin ninguna conciencia ni criterio ético ni sostenible. En otras palabras, parece ser que estos países están diciéndonos de alguna manera que "ahora les toca a ellos desarrollarse, y que nadie se lo va a impedir. Ahora les toca disfrutar a ellos".



Sirva lo anteriormente escrito a modo de introducción y volviendo al título de este artículo, llevo mucho tiempo reflexionando sobre las actitudes de la sociedad y hay varias conclusiones que me gustaría compartir.

España, que hasta hace unos años era un país con una economía boyante, parece que despierta muy lentamente de la crisis en la que está sumida, algo que nos llevará años. Viendole la buena cara a la crisis - de las pocas cosas que tiene buenas - es que es un buen periodo para reflexionar sobre nuestros actos y nuestra vida cotidiana. La mayoría de nosotros hemos pensado sobre nuestras acciones diarias, sobre nuestro estilo de vida estos meses atrás.



Y una cosa está clara. España ha sido incapaz de asumir la rapidez con la que nos hemos desarrollado. Hemos confundido que desarrollarnos y tener poder económico implica gastar por encima de nuestras posibilidades (prueba de ello son los múltiples problemas con las hipotecas, préstamos,...) y hemos llegado a un nivel de consumismo desmesurado que ha tenido consecuencias sí, positivas (altos niveles laborales y desarrollo económico) y negativas (consumir por encima de nuestras necesidades de vivir aceptablemente). España ha sido durante los últimos años un país de "nuevos ricos", donde el desarrollo económico ha estado por encima de la asimilación personal de dicha situación.

¿Resultado? Hoy en día el ciudadano medio posee más de una residencia (chalet en la playa), 2-4 coches por familia, 2-4 televisiones por hogar,... y un sinfín de cosas cuya necesidad podría ser objeto de debate y que hacen que mantener dicho nivel de vida sea todo un reto con la que está cayendo...



Mantener este nivel de vida es todo un reto para cualquier corporación local o gobierno en nuestro país. Y en ello andamos.

Una consecuencia evidente de todo lo anteriormente comentado es nuestra capacidad para ignorar y acomodarnos ante algunos problemas candentes hoy en día. Me resulta bastante paradójico que, por ejemplo, ignoremos la problemática de los vehículos motorizados, y vamos por partes.

Sabemos que son contaminantes, que el transporte implica el 74% de las emisiones totales de CO2 a la atmósfera, que circulamos a una velocidad excesiva por la ciudad, que el tráfico mata la vida social en las ciudades y las contamina, perjudicando a todos (viandantes, ciclistas y a los que más, a los conductores), crea entornos hostiles, nos hace engordar, nos implica un gran gasto económico, nos hace gastar más tiempo del necesario para ir de un punto A a un punto B que en otros medios de transporte. De todo ello, son conscientes la mayoría de las personas.

Conocemos medios más saludables para movernos, además de sus beneficios pero, sin embargo, preferimos mantener nuestra comodidad a costa de un egoísmo inexplicable que nos hace justificar cada uso del coche como si realmente fuese necesario. ¿Cuantos de nosotros reflexionamos sobre la necesidad de coger el coche en cada trayecto que realizamos dentro de la ciudad? Seguro que el 90% de las ocasiones no sería necesario.

Por ello, es inexplicable la cantidad de desplazamientos innecesarios que se realizan dentro de la ciudad, con las consecuencias pertinentes de este tipo de movilidad. Un modelo basado en el automóvil provocado por nuestro egoísmo de no querer ciudades más humanas, de querer llegar con el coche hasta la puerta de todos los lados, de no saber renunciar a estas cosas para que podamos ver, por fin, a los discapacitados físicos pudiendo circular con una independiencia que hasta ahora no han tenido, a los niños jugando en la calle, a nuestros mayores andando y cruzando de manera segura y, ¡cómo no!, a todos tomando un refresco en una terraza en medio de la calle o reuniéndonos con un conocido.

El camino para llegar a esta situación es cultural, lleva tiempo, pero el cambio está en cada uno de nosotros. Pensemos, por un momento, en nuestras acciones diarias y podremos cambiar nuestra actitud y la de las personas que nos rodean. No nos olvidemos de la capacidad que tenemos cada uno de nosotros para influir en nuestro entorno.

Decía Gandhi una frase que ya forma parte de la historia:

"Be the change you want to see in the world" - Sé el cambio que quieres ver en el mundo"







No hay comentarios:

Publicar un comentario